Se caen las hojas, las promesas, los pretextos. Se cae la imagen idealizada de le individue que creaste en tu mente. Se cae la venda de tus ojos cuando empezas a salir del asombro, del encantamiento momentáneo, cuando salís de la historia de Disney que vos misma produjiste, filmaste y actuaste en tu película mental. Pensé que ese cine ficticio de historias de "amor" que no existen, había cerrado. Recuerdo cuando lo clausuramos, pero se ve que lo volviste a abrir cuando no me dí cuenta. Empezaron de nuevo los rodajes, con distintos protagonistas pero con tramas muy similares. Diálogos que ya habías escuchado, leído, vivido. Lágrimas que ya habías llorado, situaciones que ya habías transitado, en fín, un deja vú constante. Lo malo que deja todo esto, es que le imprimimos un montón de cosas y sentimientos de mierda al amor. Decimos que el amor duele, odiamos al amor cuando no es recíproco, nos enojamos y decimos que no queremos enamorarnos nunca más. Estamos tan equivocades. El amor es hermoso, no duele, hace bien. Lo que duele es el desamor, la falta de interés, la no reciprocidad, el enrosque mental. Eso duele. Dejemos en paz al amor. Es uno de los únicos sentimientos genuinos que se mantienen a través del tiempo. Obviamente que el amor no es lo mismo para mí que para vos, pero estoy segura que atribuirle connotaciones negativas es todo lo que está mal. Empecemos a hacernos cargo de nuestra mala comunicación, de nuestra minusvalía emocional, de nuestras cuestiones irresueltas y dejemos de echarle la culpa al amor. El amor es amor, todo lo demás no tiene nada que ver con eso.

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