Una persona nunca olvida ese momento en el que tuvo que reprimirse, ese momento en el que tuvo que ponerle un bozal a su sentir, atar sus manos para no acariciar, para no rozar un alma que estaba en otro plano, un plano implicitamente prohibido. Ese dolor latente que aparece cada vez que el recuerdo se instala en el lagrimal, esa lágrima que se derrama cuando queremos salirnos del molde y nos importa un carajo que piensen que lo que hacemos está mal. Cuántas veces te quedaste con las ganas? Cuántas veces resignificaste al amor de una manera negativa, solo porque creiste que hacernos mierda era parte del ritual? Cuántas heridas que todavía no cerraron, cuánto insomnio, cuánto pasado, cuánto presente en el que todavía no te encontras? Cuántas miradas que no dicen nada, cuántas palabras vacías, cuánta mentira que te venden como absoluta verdad? Cuántos años de caminar por la linea, de ser de plástico, de no escucharte, de ser totalmente artificial? Cuántas palabras afiladas que se transformaron en nódulos en tus cuerdas vocales, que no dijiste por miedo a arruinar el momento, a morir en el intento, que ahora son alfileres que sentís cuando tragas saliva, cuando besas a medias, cuando amas sin saber amar? Cuánto de mi en este relato y de vos en mi desacato, el que aparece cuando quiero salir corriendo y gritarle al mundo que me canse de la pantomima a la que parece que nos tenemos que adaptar. Cuánto me enojo cuando no puedo ser a mi antojo, cuando cierro los ojos y lo único que quiero es sonreir, saberme libre y volar un poco lejos, o cerca.. De vos.. De mi y de todo..

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