Tu silencio me dice más que las palabras, me cuenta historias de amor donde los protagonistas no somos ni vos ni yo.  Me tiro de cabeza a una laguna donde flotan miles de supuestos, tomo una bocanada de ese aire rebozante de inseguridad, me embriago de emociones que no puedo dilucidar. Me diluyo en una cama donde el frio de la mañana no me deja pensar, tirito con tanta intensidad, pero sin miedo a que mis dientes puedan romperse. ¿Qué podría hacerle un diente roto a un cuerpo y un alma destrozados? Esa mirada no es tuya, desconozco la razón por la cual se esconde de mi, de vos, del resto de la gente. Intento acariciar tus párpados, pero te vas, desaparece tu silueta, se esfuma tu esencia, se apaga tu imágen. Empiezo a dar vueltas y vueltas, maldigo el instante en que nuestras pupilas se conectaron, puteo en voz alta, con seguridad, cierro mis puños tan fuerte que las uñas me penetran la palma de la mano. Camino, respiro, buscándome, inhalando presente, exhalandote, removiéndote de mis tripas, extirpandote de mi.