Respiré hondo, llene cada minúsculo espacio de mi cuerpo con
aire, aire nuevo, puro, limpio. Sentí que había llegado el momento. El dolor brotaba
por mis poros, abandonaba mi cuerpo, ya no era parte de mí, yo ya no era parte
de él. Decidimos que debíamos dar por finalizada nuestra pseudo relación
tóxica, era una retro alimentación banal, una excusa para no dejar nunca la zona
de confort. Mis ojos, sus ojos, nuestros ojos, hacía tantos años ocultos detrás de un
black out impenetrable. Se había roto la cadenita que usábamos para subirlo y
dejar entrar la luz, así que habitábamos juntos siempre en nuestra riña de
oscuridad. Un análisis profundo de los hechos que nos habían llevado a ser una simbiosis,
me dejó por horas mirando un punto fijo de la habitación donde habíamos
convivido casi toda nuestra vida. Lágrimas que me quemaban la piel, acariciaban
todo mi cuerpo, mis lagrimales ardían, el dolor iba desapareciendo. Me dí el
abrazo más apretado que pude darme, apoyé mi cabeza sobre mi propio hombro,
acaricié mis manos despacio, fui consciente de cada grieta en mi cuero que
debía reparar. Le puse azúcar a mis heridas, le hice cosquillas al dolor,
estaba sentado al lado mío. Sonrío, me miró, nos abrazamos un rato largo. Nos miramos de nuevo, sonreímos
y entendimos que ya no eramos uno. Salió por la puerta en busca de su propia
sanación, yo me quedé mirándolo hasta que su figura se perdió en el horizonte.
Quizás haya un próximo encuentro, pero ya no será como antes. Él no será una
mancha negra en mi alma, un líquido corrosivo contaminando mis venas, pensamientos
dolorosos que atan como cadenas. Seremos calma, fluidez? Tal vez. Tal vez
juguemos al ajedrez, corramos por el patio y tomemos un vasito de jerez.
Seremos distintos, o tal vez iguales, sin tantas dolencias, sin tanta frustración,
sin vendas en los ojos. Más sabios y dispuestos a ser parte del arte, de la existencia,
de un verso, del universo. A vincularnos con transparencia, sin tanta demencia,
sin romper, con respeto, aplacando el resquemor, más simple, con
amor, con mucho amor.
Me ves? Estoy cansada Me agobia existir Me invade tanto sentir Es como el sol Quemándome viva Es como un sueño perturbador Cuando estoy dormida A veces respiro profundo Y tengo una piedra gigante En el pecho que no permite Que pase el aire A veces tengo mucho Para decir Y esa misma piedra Se queda a vivir En mi garganta Ocupa tanto espacio Que no puedo tragar Ni saliva, ni situaciones Ni seres humanos Ni momentos difíciles Me quedo sin herramientas Para reconocer qué me sucede Se me traba la croqueta Y se me dificulta entenderme Reconocerme y ser más amorosa Para habitar eso que está sucediendo Siento gestarse la explosión Dentro mío Me arden las entrañas Sale fuego por mis ojos Por mi boca Por mis manos Se viene el bing bang Y sé que puedo hacer mierda todo En un abrir y cerrar de ojos Me desprendo de mi alma Y vuelo en mil pedazos Por todas partes Ya a esta altura Estoy cansada Y me duele la espalda De tantos años...
Comentarios
Publicar un comentario