La causa que transgrede todo aquello que sucede, es la causa que amontona, que embartula y que en su salsa, no deja rastros ni motivos de aquella falsa esperanza. La causa es dictadora, se te impone la señora, se te planta cual capricho relojeando al susodicho. Se repleta de lamentos, de susurros disfrazados, se cree que el viento la acomoda pero solo remueve su pasado. Poca causa, mucho efecto de esos besos suculentos, mucha causa poco efecto de promesas cuasi tiesas.

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