Alguna vez tuviste la sensación de que el silencio te
aturdía?
A veces el silencio suele ser ensordecedor, punzante. En ese momento los pensamientos agobian, el hámster
en la rueda mental no para de girar, hambriento, sediento, te inunda de
pensamientos recurrentes que no suelen ser sublimes, suelen ser malolientes. La
voz de tu consciencia que se empecina en hacerte flaquear, se pone como meta
cagarte la existencia, pero sólo porque está convencida de que vos podes
resolverte solita, de que lo que lograste ya nada ni nadie te lo quita. Está
ahí, resonando, para que te acuerdes de que ya nadaste en la mierda, de que ya
te tiraste de clavado al pozo ciego, de que dolió, de que jodió, de que sangró,
pero que aprendiste un montón. Ya no te comas el seso, salió algo bueno de eso.
Ya no te aturdas, ya no recopiles más frases absurdas, ya no te las creas,
soltá ese estigma que te adjudicaron a través de los años. No te hagas cargo de
lo que “te toca”, no te toca, elegí tus batallas, no tires la toalla. Vos.. Sos
VOS! Querete, cuidate, abrazate, esperate, amate, amate mucho. Dale rienda
suelta a tu grandeza, con firmeza y entereza. Sos un paraíso, tu propio
paisaje. Luz y calor. Sos evolución, sos sanación, eso que te lleva a tu salvación. Andate,
corré, recorré, camina a paso lento, rápido, constante, sin aliento.. Volá lejos, pero volvé.. Siempre.. Siempre, volvé a vos.
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