Habitando la cima de lo desconocido, un cuerpo que cambia, una cantidad de vivencias que a veces no caben en la memoria. Un camino agridulce va bordeando la existencia, el suspiro infinito de la madre tierra conserva lo añorado de aquellos años. Cambia, todo cambia, o no. A veces se queda inmóvil, la nada misma nos succiona a su inconstancia. Miro a lo lejos porque siempre busco un poco de mi en cada recoveco minúsculo del éter. Soy materia, enseñanza y aprendizaje, soy luz y oscuridad, soy valle, soy meseta. Renací en el reflejo de la luna, en una noche donde ella rompió lazos con el sol. Su calor incandescente la agobiaba, consideró que era mejor transitar con su propia compañía por el espacio sideral.
Sentimos, distinguimos aromas, colores y sabores. Percibimos almas oscuras y almas puras, reímos, lloramos, sudamos y gemimos, reconocemos errores y aciertos, amamos sin recetas, nos enamoramos y nos desenamoramos, andamos, corremos y caminamos, dormimos, soñamos, respiramos. Palpamos lo impalpable, tocamos lo intocable, vivimos, VIVIMOS. Mas agradecimiento y menos queja, por el sólo hecho de estar VIVOS.
Sentimos, distinguimos aromas, colores y sabores. Percibimos almas oscuras y almas puras, reímos, lloramos, sudamos y gemimos, reconocemos errores y aciertos, amamos sin recetas, nos enamoramos y nos desenamoramos, andamos, corremos y caminamos, dormimos, soñamos, respiramos. Palpamos lo impalpable, tocamos lo intocable, vivimos, VIVIMOS. Mas agradecimiento y menos queja, por el sólo hecho de estar VIVOS.
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