Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018
La ironía de perder Ese instante infinito Frente a frente Y dejarse vencer No quedarse quieto Echando raíces Salir corriendo Volar y no volver Jugar con fuego Y no quemarnos Sentir que el cuerpo Desaparece Es todo efímero Es tan difícil Tratar de pertenecer Dentro del círculo tan inhumano Que destila poder Tanta miseria y cicatrices Que no dejan de doler Sienes que arden De forma cobarde Por sólo dejarse imponer Sólo elementos Sin contenido En masa, sin poder crecer
Quiero arrancarlo de mi cuerpo Pero acá sigue, firme como el cemento No quiero nadar más en estas lagrimas de lamento Prefiero ahogarme y que caigan mis cimientos Se repite en mi mente como un loop diabólico De esos que te vende el sistema católico Nada por mis venas llevando esa condena Duele, envenena este mandato que encadena La calle te vende otro cuento De esos que no compra el discurso del momento La mierda se huele a distancia Se cuela su olor entra tanta sustancia Cambiar tu rutina dañina Es tarea fina, el dolor no discrimina Crees encontrarte en tu cuerpo Quieto, Obsoleto, ya estás casi muerto Esquivas esa idea asesina De luchar contra el virus te contamina Es más fácil quedarse en el molde Adaptándote iluso al discurso deforme
La llama negra Que oscurece tu ser La misma que intimida Que quema hasta desaparecer Viajando sin luz Sin sabios ni santos Buscando despertar Progresar como humanos Poniendo la energía En lo que da calor Rompiendo esquemas Tiempo de evolución Causa y efecto Extraño sentir Las voces del río Te empujan a seguir
Eras el fuego que quemaba el estereotipo, que rompía la estructura, que salía corriendo Siempre prendida, siempre ardiendo, no dejabas que te apaguen, eras calor, sentimiento Eras el agua que limpiaba la duda, que calmaba la sed, que acariciaba, ternura Siempre mojada, enamorada, no dejabas que te sequen, iluminada, apasionada Eras el agua fluyendo, los pies caminando, el alma latiendo Eras la vena abierta en un cuerpo, que habitaba el caos y el desorden, huyendo Eras manos desorbitadas, minúsculas o enormes, maltrechas, desgastadas Eras palabras calladas, oscuridad, a veces entera, a veces rasgada Eras lava de volcán, azufre y alquitrán Eras piedra, mineral, malaquita sobre tu tercer ojo Eras única y sintiente, amorosa y ferviente, eras hoy,   aquí y ahora a tu antojo
Habitando la cima de lo desconocido, un cuerpo que cambia, una cantidad de vivencias que a veces no caben en la memoria. Un camino agridulce va bordeando la existencia, el suspiro infinito de la madre tierra conserva lo añorado de aquellos años. Cambia, todo cambia, o no. A veces se queda inmóvil, la nada misma nos succiona a su inconstancia. Miro a lo lejos porque siempre busco un poco de mi en cada recoveco minúsculo del éter. Soy materia, enseñanza y aprendizaje, soy luz y oscuridad, soy valle, soy meseta. Renací en el reflejo de la luna, en una noche donde ella rompió lazos con el sol. Su calor incandescente la agobiaba, consideró que era mejor transitar con su propia compañía por el espacio sideral. Sentimos, distinguimos aromas, colores y sabores. Percibimos almas oscuras y almas puras, reímos, lloramos, sudamos y gemimos, reconocemos errores y aciertos, amamos sin recetas, nos enamoramos y nos desenamoramos, andamos, corremos y caminamos, dormimos, soñamos, respiramos. Palpamos...
Me dejé llevar por el rumor del viento, creí estar convencida de ir por el camino correcto. Caí rendida ante antiguas creencias, no pude con ellas, fue como nadar en aguas turbulentas. Fue un mano a mano con la razón, esas batallas donde siempre el que pierde es el corazón. Intenté escaparme por un sendero de arcilla, pero la noche se apoderó de mis ojos. No podía ver, estaba perdida y  terminé encontrándome de frente con aquello que no quería, que dolía. La mirada se queda muda cuando las palabras no alcanzan para describir lo que sentimos, cuando no podemos salir del enrosque mental en el que poco a poco nos fuimos enredando. Lo mejor es alejarnos, tomar distancia y esperar hasta que nuestros circuitos cerebrales se enfríen. Por momentos somos nuestros peores enemigos, le hacemos jaque mate al corazón, no razonamos, nos hundimos en el pantano de la duda. Protagonizamos películas de ciencia ficción, que sólo se reproducen en nuestro cine mental, que sólo nos anulan, que solo nos h...
Como un lobo Que le canta a la luna Esperando la transformación En el medio De la oscura montaña Momento de introspección Liderando la manada De una especie amenazada No le teme al peligro La garganta de la noche Aguarda sin reproches Su aullido de liberación Su mirada iluminada En el medio de la nada Teme por su aparición Un encuentro oportuno Un instante infinito Lo lleva a otra dimensión Eso que vibra Por todas sus fibras Fortaleza y explosión El ser humano Es tan inhumano Que se auto convence de ser superior La madre tierra Decepcionada Vela por su extinción Ya no hay más vendas Sobre sus ojos Descubre todo el dolor Que le causamos Cuando nuestra ambición destrozó su corazón 
Quiero arrancarlo de mi cuerpo Pero acá sigue, firme como el cemento No quiero nadar más en estas lagrimas de lamento Prefiero ahogarme y que caigan mis cimientos Se repite en mi mente como un loop diabólico De esos que te vende el sistema católico Nada por mis venas llevando esa condena Duele, envenena este mandato que encadena La calle te vende otro cuento De esos que no compra la doctrina del momento La mierda se huele a distancia Se cuela su olor entra tanta sustancia Cambiar tu rutina dañina Es tarea fina, el dolor no discrimina Crees encontrarte en tu cuerpo Quieto, obsoleto, ya estás casi muerto Esquivas esa idea asesina De luchar contra el virus te contamina Es más fácil quedarse en el molde Adaptándote iluso al discurso deforme