El cenicero arriba de la mesa, era un cementerio de colillas, a punto de rebalsar.. Se parecía bastante a ella; en el sentido de que estaba repleta de esas cenizas del pasado, de esos desplantes cotidianos, de esa mierda que día a día se tenía que fumar, como otro cigarrillo más que a ese cenicero iba a parar.. Las uñas ya casi no le crecían, asustadas de tanto mordisqueo un día entraron en huelga y empezaron a crecerle para adentro.. Era doloroso, al punto de que nada podía agarrar, nada podía tocar, nada siquiera rozar.. Se había acostumbrado a no poder andar de la mano, sus dedos eran como de cristal, frágiles tan frágiles que ni se podían mirar.. Ella aguantó un poco más, tenía un alma paciente, bien ejercitada en todos esos años de mirar sin poder ver, calculando cada milímetro de su vida para no errarle.. Agotando todos sus recursos fue cesando sus momentos de ira, las rabietas ya no eran tan intensas.. Logró una convivencia armoniosa con todo eso que la enervaba, que la sacaba de su eje, que le vaciaba las venas.. Se cultivó y lo sigue haciendo, porque así tropezando, aprendió a levantarse, a no flaquear en momentos clave, a seguir por el amor de su vida, que vive dentro de ella y la acompañará por el resto de sus días..

Comentarios

Entradas populares de este blog