El cuerpo humano era tan maravilloso.. Una mujer podía hornear una personita dentro de su vientre.. Conexión más directa que esa? imposible de hallar.. Estaba nueve meses intentando hacer todo a la perfección para que su retoño viviera s gusto en su hotel interior.. Había dejado las preocupaciones mundanas de lado, su vestimenta no era la misma y ni hablar de su manera de pararse frente a la vida, de aprovechar las horas de sueño y otros incontables cambios rotundos dentro de su cotidianidad.. Convertirse en madre era su regalo divino, nada podía compararse a la sensación de otro corazoncito latiendo dentro de su núcleo.. Nunca mas estaría sola.. Ese ser tan único le daría su amor tan puro e incondicional hasta que su función vital decidiera cesar..


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