Ella se fue enraizando en caricias de manos resecas.. por la mañana se sentaba a mirar con detenimiento cada rincón de su casa.. de a ratos bostezaba, era indiferente al paso del tiempo, no consideraba que fuera algo lógico estar muy pendiente del reloj.. No se preocupaba por una vida repleta de innumerables compromisos, se comprometía, sí, pero como lo hace un chiquito, sin demasiada rigidez ni rigor, más desfachatada la palabra, más desarmable el asunto ante algún imprevisto.. Ella encontraba algo que le gustaba en cada ser humano que se le cruzaba, igualmente no era ninguna tonta, no le resultaba difícil distinguir unos simples ojos de una simple mirada.. Lo que sí le intrigaba era conocer en profundidad su propio interior, a veces se daba un paseo x sus adentros, aunque nunca se tomaba el tiempo necesario, siempre a las apuradas, en fín.. Acostumbrada a las caricias de esas manos que lijaban, un día se sentó a mirar su casa y se encontró con un montòn de cosas q no encontraba.. un puñado de aromas que le recordaban su niñez, un racimo de dichos que le decía su abuela, un abanico de cartas de sus amores pasados.. ese día se encontró con su otro yo que estaba dormido escondido en su sótano.. lo invitó a pasar y ahora no se quiere ir.. se quiere quedar..

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