La mariposa otra vez se metía en su capullo, el mundo exterior la atemorizaba, no podía tolerar tanto barullo.. Creyó ser lo suficientemente valiente, se creyó imponente, aunque a veces al miedo se lo encontraba de frente.. Trató de lograr un vuelo parejo, constante, de adoptar una postura intimidante.. Nada.. Sólo lograba encuentros con individuos de pensamientos cambiantes, apáticos, hipócritas, titubeantes.. Que la hacían perder su eje, que provocaban malestar en su andar, que no apreciaban el paisaje por ir cargando demasiado equipaje.. Ella solo quería sentirse liviana, despertarse y volar un poco por la mañana, danzar rozagante entre flores de pana, conociendo esas texturas que  tanto amor emanan.. Amor.. Creyó conocer eso que nombró, pero la incrédula rápidamente salía de su asombro.. Se aburría rápido de relatos inventados, de insectos egolatras, de superyós desarrollados.. Volando rendida por un gran descampado, casi vencida y con un ala media dormida, frenó sutilmente posándose sobre un diente de león y se acordó de algo que escuchó en una canción: "Hay un lugar en el sol, donde hay amor para todos, donde podemos estar".. La ilusa lo creyó y se acercó al sol.. tanto.. tanto.. que se vio morir.. Murió calcinada sin saber amar, sus cenizas al menos aún flotan en el mar.. Por lo menos aprendió una lección.. A no creer en todo lo que dice una canción..

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