En mis manos la palabra que cobija esa sensación de ahogo, de desenfreno ventricular, en mis ojos una catarata de emociones hechas un nudo, que se hicieron madeja, que son como ácido royendo mi identidad. En mi interior, un cortocircuito, vacío, oscuridad. En mi exterior, una capa de reboque fino que tapa mis cicatrices, que disimula eso que me corrompe, que me hace mal. En los pies llevo memoria, el dolor que me pisotea, me vuelvo pájaro, pero no puedo volar. En mi espalda sangran las heridas que esas alas me propiciaron cuando penetraron mi carne para sacarme de acá. Tal vez me creí omnipotente por ser una mujer alada, quizás eso no fue real. La autosuficiencia me condenaba a andar desalmada, a ser esclava de mi propia inseguridad. Llené de purpurina mis vacíos, mi desidia me abrazo cuando no pude más. Culpé a mi sombra por ser un demonio, ladrona de energía, me derretía y no me dejaba avanzar. Me culpe a mi misma por estar tan ciega, contracturada de tanto discurso motivacional. C...
Entradas
Mostrando entradas de mayo, 2019